
Un grupo de chicas surfistas se reunió en el mar cerca de la orilla para recibir unas últimas pautas de su instructora antes de entrar al agua. Aunque la marea estaba alta y el mar un poco agitado, las jóvenes entraron valientemente al agua con sus tablas.
La instructora no llevaba tabla, sino dos flotadores de esponja. Se quedó en el agua con el objeto de ayudar a las chicas a colocarse en posición para montar las olas. Mientras observaba, noté que varias de ellas lo intentaban una y otra vez y repetidamente se caían. Pero no cejaban en su empeño. Otras por lo visto se contentaban con quedarse sentadas en su tabla observando pasivamente.
Por fin una chica logró agarrar una ola que la trajo velozmente en dirección a la piscina natural desde donde yo observaba. Se había caído en numerosas ocasiones, pero al final logró correr la ola. Aplaudí con entusiasmo mientras se acercaba y se le dibujó en el rostro una gran sonrisa. Lo había conseguido. Perseveró y alcanzó el objetivo.
Para lograr el éxito es preciso caer o fallar de vez en cuando. La clave está en caer para adelante y no para atrás, fallar con miras a avanzar, no a retroceder. Caer para adelante significa que aunque fallemos sabemos que gracias a ello estamos más cerca del triunfo. A consecuencia de ese tropiezo aprendemos algo importante que nos ayudará en nuestro próximo intento. Todo el que ha alcanzado algún éxito, en algún momento del proceso fracasó, pero no permitió que eso lo echara abajo.
La chica que montó aquella ola hasta la playa también había hecho el ridículo en sus intentos anteriores. Sabía, sin embargo, que esas caídas eran el precio que debía pagar por el éxito. Veía aquellos fracasos en su debida perspectiva. Cada vez que se caía de la tabla era consciente de que se acercaba más a la victoria, que estaba más cerca de aprender a mantener el equilibrio, más cerca de dominar la técnica y mejorar su desempeño sobre las olas. Caía para adelante.
Por desgracia, las que se quedaron cómodamente en sus tablas nunca llegaron más lejos. No hicieron el ridículo ni tragaron agua al caer en las olas, pero se privaron de saborear el éxito. Nunca saborearon el placer extático de montar una ola hasta la playa sobre una tabla.
Así que, ¡a tomar la tabla y probar de nuevo! El agua está estupenda y volverás a casa satisfecho. Además dormirás bien, aunque quizá sientas molestias y dolores por los repetidos porrazos. Mañana tal vez te subas a la tabla, te desplaces sobre la cresta de esa ola y llegues más lejos de lo que te habías imaginado. Recuerda, nuestro instructor nos ha dicho que Él es capaz de hacer muchísimo más de todo lo que podamos pedir o imaginar. (Efesios 3:20) En todo caso tenemos que montarnos en esa tabla aunque nos caigamos una y otra vez. Al final caeremos para adelante y conseguiremos lo que nos proponemos.
Caer para atrás: Culpar a los demás. Repetir el mismo error. Pretender que nunca fracasarás. Dar por hecho que fallarás continuamente. Aceptar ciegamente la tradición. Dejar que los errores del pasado te limiten. Pensar que eres un fracasado. Darte por vencido.
Caer para adelante: Asumir la responsabilidad. Aprender de cada error. Saber que los fallos y fracasos son parte del proceso. Mantener una actitud positiva. Cuestionar suposiciones trasnochadas. Afrontar nuevos riesgos. Perseverar.
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