En Los miserables, un clásico de la literatura universal, Victor Hugo cuenta la historia de Jean Valjean, cuya azarosa vida se hunde a raíz de una decisión irreflexiva, cuando roba una barra de pan para dar de comer a los hambrientos hijos de su hermana. Como consecuencia, pasa los siguientes 19 años de su vida encarcelado en el famoso Bagne de Tolón. Al salir de la penitenciaría, su condición de expresidiario le impide encontrar trabajo. Obligado a mendigar, Valjean llama a la puerta del obispo de Digne, quien le da de comer y lo aloja por una noche. Pero desesperado por lo que ve como un futuro desolador, el hombre cede a la tentación y huye en medio de la noche llevándose parte de la platería del obispo.
No llega lejos. Lo detienen con la platería y lo llevan ante el prelado. Sabiendo lo que le ocurrirá a Valjean si lo vuelven a declarar culpable de robo, el buen obispo decide darle una oportunidad y dice a los gendarmes:
—Yo le regalé la platería.
Valjean se libra de la ley, pero no de sus malos hábitos. Luego de reincidir una vez más en un robo, llega a otro punto decisivo; en esa ocasión se arrepiente y a partir de entonces es otro hombre. En los años que siguen pasa por muchas vicisitudes y se enfrenta a más encrucijadas, mas persevera en el derrotero que Dios le ha ayudado a trazarse.
Los miserables constituye un emotivo cuadro de la fuerza redentora del amor de Dios. También nos enseña que las decisiones que tomamos inciden poderosamente en nuestra vida. Hasta las más pequeñas pueden tener amplias repercusiones. ¿Qué podemos hacer, entonces, para tomar buenas decisiones? La única fórmula segura es incluir a Dios en el proceso decisorio, pues Él sabe como nadie lo que más conviene. Él quiere que elijamos bien, y siempre que lo hagamos contaremos con Su respaldo. Así pues, lo mejor que podemos hacer es habituarnos a pedirle ayuda.
Historia de la revista Conéctate. Imágenes de http://lesmiserablesshoujocosette.wikia.com/wiki/The_Silver_Candlesticks